Vives en una sociedad que te ha enseñado que cuidar de ti misma es egoísmo, que pensar en tus necesidades es vanidad, que tomarte tiempo para ti es pereza. Te han vendido el mito de que puedes darlo todo, ser todo para todos, y nunca necesitar nada a cambio.
Has cuidado de todos. Has estado para los demás incluso cuando tú misma te sentías vacía. Y te dijeron que eso era amor. Pero el verdadero amor comienza por casa. Por tu cuerpo. Por tu alma.
La lámpara que se apaga por iluminar a otros
Había una vez una lámpara mágica que tenía el don de iluminar todo lo que tocaba. Era tan generosa que alumbraba el camino de cada persona que pasaba por su lado: iluminaba las tareas de sus hijos, el trabajo de su pareja, las necesidades de sus padres, los problemas de sus amigos, las demandas de su profesión. Su luz era tan brillante que todos dependían de ella.
Pero la lámpara, en su infinita generosidad, nunca se detuvo a preguntarse de dónde venía su luz. Nunca se tomó el tiempo de limpiar su cristal, de cambiar su aceite, de cuidar su llama. Estaba tan ocupada siendo la luz de otros que olvidó alimentar su propia luminosidad.
Un día, sin previo aviso, su luz comenzó a parpadear. Primero débilmente, luego con más frecuencia, hasta que finalmente se apagó. Y cuando la oscuridad la envolvió, se dio cuenta de algo devastador: no solo había perdido su propia luz, sino que ya no podía iluminar a nadie más.
Cada día que postergas tu bienestar, cada noche que te acuestas sin haber hecho algo por ti, cada semana que pasa sin que te preguntes qué necesitas, estás enviando un mensaje terrible a tu subconsciente: "No importo lo suficiente".
Y cuando no importas lo suficiente para ti misma, ¿cómo puedes esperar que otros reconozcan tu valor? Cuando no te das el amor que mereces, ¿cómo puedes enseñar a otros a amarte? Cuando no te cuidas, ¿cómo puedes cuidar genuinamente a otros sin resentimiento?
El autocuidado no es pintar tus uñas o darte un baño con sales. Aunque eso también está bien. El autocuidado es una revolución silenciosa, es supervivencia emocional, una declaración de amor propia. Es decir "no" cuando tu cuerpo necesita descanso. Es elegir alimentos que nutren tu energía en lugar de drenarla. Es rodearte de personas que suman a tu vida en lugar de restarle. Es reconocer que tu tiempo es sagrado y que mereces invertir parte de él en ti misma. Es entender que tus emociones son válidas y que mereces procesarlas. Es aceptar que tu cuerpo es tu hogar y que merece ser tratado con respeto y cariño. Es el acto profundo y valiente de decirte: "Importo. Me necesito. Me elijo."
Una lámpara bien cuidada no solo brilla más, sino que su luz dura más y llega más lejos. Una mujer que se cuida no solo vive mejor, sino que puede ofrecer lo mejor de sí misma al mundo.
¿Cómo empezar hoy mismo?
No necesitas una rutina perfecta, ni días libres, ni grandes inversiones. Solo necesitas una decisión: La decisión de volver a ti.
Empieza por escucharte, pregúntate: "¿Qué necesito ahora?"
Crea rituales de conexión, dedica 10 minutos cada mañana a hacer algo solo para ti.
Di “no” sin culpa cuando algo no te hace bien.
Elige palabras amables para hablarte.
Date permiso para descansar, sin tener que ganártelo.
Rodéate de lo que te inspira y suelta lo que te apaga.
Hoy te invito a que rompas el hechizo de la lámpara que se apaga. No necesitas permiso para cuidarte, que se termine tu lista de pendientes, que todos tus problemas estén resueltos. Sólo necesitas decidir que hoy, en este momento, tu bienestar importa.
No mañana, cuando tengas más tiempo. No la próxima semana, cuando las cosas se calmen. No el próximo mes, cuando cambies de trabajo. Ahora. Porque cada momento que esperas es un momento en el que tu lámpara interior se apaga un poco más.
Hoy, antes de que termine este día, haz algo por ti. No importa qué tan pequeño sea. Puede ser tan simple como poner tu música favorita mientras cocinas, o tan profundo como escribir una carta de amor a la mujer que has sido y a la mujer que estás llegando a ser.
Tu lámpara interior está esperando que la enciendas. El momento es ahora. Tú eres la que has estado esperando.
El autocuidado no es lo que haces cuando tienes tiempo. Es lo que haces para tener vida.
Si esta lectura tocó algo dentro de ti…
No te lo guardes. Compártelo con esa mujer que también necesita recordar su fuerza. Quizás hoy seas tú quien le encienda una luz.
Suscríbete al newsletter y recibe palabras que te abracen, te inspiren y te impulsen a seguir creciendo, cada semana, directo en tu correo.Y si aún quieres más…
Sigue explorando las otras notas. Cada una guarda un mensaje pensado para ti, para ayudarte a florecer a tu ritmo, a tu tiempo, con todo lo que eres.